Esta economía la impulsan organizaciones en Costa Rica como cooperativas, mutuales o asociaciones solidaristas, que generan nuevas condiciones de estructuración económica que permiten a trabajadores o personas de bajo poder adquisitivo, la posibilidad de obtener su casa, vehículo, estudios propios, para su familia o bien poder costear aquello que sueñan pero que de otra manera se vuelve imposible adquirir.
En el proyecto país INICIA para Centroamérica en alianza con la Universidad Técnica Nacional y el Tecnológico de Costa Rica, se ha llevado un periodo de capacitación para varios estudiantes donde tuve la oportunidad de ser una más en el fortalecimiento de conocimientos, programa que hoy me lleva a plantear la idea de repensar las formas de solidaridad social históricas, abriendo espacios para nuevas formas de colaboración y una agenda con temas en común. Entre estos, aquellos que buscan garantizar de manera más universal el acceso a un mínimo de recursos y derechos constitutivos de la ciudadanía, reto que desde lo interno de estas organizaciones podrían replantearse para nuevas formas de crecimiento, la situación actual lo amerita.
La economía social, solidaria y colaborativa, viene a poner en la agenda pública nuevas formas de racionalizar el régimen económico-social. Quiero recordar las palabras del Lic. Alberto Martén Chavarría: “Racionalizar el régimen económico-social, he aquí la solución del problema. El socialismo racionalizado está cerca del capitalismo, como el capitalismo racionalizado lo está del socialismo. En este punto de equilibrio ambos extremos dejan de serlo y se convierten en un nuevo sistema eficiente, justo y humano (…)”
Creo en el potencial de estas organizaciones donde he tenido la experiencia de trabajar, que podrían un poco más unidas abordar agendas en común, para defender intereses de trabajadores y personas que con mucho esfuerzo realizan sus ahorros o el pago de sus créditos, sé de los esfuerzos, pero se requieren hoy agendas extraordinarias para pasos racionalizados que solventen temas de la gran crisis social y económica que atiende el país; asociaciones solidaristas, cooperativas y mutuales son también las llamadas en esta emergencia nacional. Organizaciones que en los últimos años también han sido golpeadas con cada vez más impuestos, que solo afectan al final a estas personas que, con gran trabajo y esfuerzo, quieren soñar y alcanzar sus objetivos poniendo la esperanza en estas entidades.
Creo que llegó el momento de estar más unidos, de pensar enlistar una agenda común, para poder desarrollar más encadenamientos productivos e impulsar el poder adquisitivo en quienes más los necesitan, claro con la esperanza de un mayor apoyo gubernamental.
La nueva configuración de la realidad mundial induce a repensar las modalidades de acción colectiva y transformadora de los sectores, teniendo en cuenta los cambios en la estructuración global del poder económico y sus repercusiones diferenciadas en los territorios. Pongo hoy en la mesa el replanteamiento de temas comunes de estas organizaciones, una mayor unión entre ellas y una competencia hacia la realidad económica que vive el pueblo costarricense, solo oportunidades que las fortalecerían más en aporte hacia una economía más social, solidaria y colaborativa.